30 nov 2012

XOLOITZCUINTLE: LA CUESTIÓN DEL NOMBRE.

Por: Marco Antonio Hernández Escampa Abarca.

La mayoría de las descripciones coloniales proporcionan datos en náhuatl. En total se conocen trece nombres para “perro” en dicha lengua: itzcuintli, chichi, xochiocoiotl, xochcóyotl, tetlamin, tetlami, tehui, tehuízotl, tlalchichi, techichi, xoloitzcuintli, tepeitzcuintli e itzcuintepozotli (Valadez, 1994:3). Desde luego, también se conocen los términos genéricos para “perro” en distintas lenguas. Cabe mencionar que el término tepeitzcuintle “perro de cerro” se refiere a un roedor (Cuniculus paca) y que también las nutrias en ocasiones se conciben como perros acuáticos. Al parecer, itzcuintli se asocia con el significado “filoso”  (Seler, 2008) y agrupa a animales de mordida cortante. Por lo tanto, itzcuintli no significa “perro” de manera directa o literal, sino que sucede que el perro es el animal con mordida filosa más conocido.

Así se conoce la denominación  itzcuintli para el perro común y xoloitzcuintli para los perros sin pelo. No obstante, también se sabe de otros nombres, por ejemplo pèco-xolo, usado entre los zapotecas (Beyer, 1908). Este nombre zapoteco se crea añadiendo la partícula xolo de origen náhuatl al término general pèco “perro”. Tanto xoloitzcuintli como pèco-xolo significan “perro monstruoso”. También se conocen los nombres mayas bil, ah-bil  para los perros pelones e ix-bil, específicamente para las hembras (Valadez y Mestre, 1999: 77). 

Otros significados de  la partícula xolo son “arruga”, “siervo”, “raro”  y se ha propuesto la traducción como “perro raro” asumiendo que la desnudez implicaría el concepto de rareza para los pueblos mesoamericanos (Valadez y Mestre 1999: 77). Xólotl es también el nombre de un dios. Hablantes nahuatlatos del sur de Veracruz entienden la partícula “xolo” como algo “larvario” o “incompleto” (García de León, comunicación personal). Mientras que xoloitzcuintle es entendido como un “perro que corre” por los habitantes nahuatlatos de Chilpancingo, Guerrero. Un informante que proporcionó esta acepción en 2011 mencionó:

“Cuando yo era niño e iba al zoológico de Chilpancingo, veía a los xoloitzcuintles y me los imaginaba corriendo en un llano, y es que para nosotros eso significa xoloitzcuintli, el perro que corre. Cuando alguien te manda por algo y quiere que te apures te dice:  ¡Xi xolo!...el perro que corre, no es que corre porque es miedoso, es por su gran condicion fisica para andar en el campo; asi lo considero yo”

De acuerdo al mismo informante la partícula xolo equivale a correr, ni xolo (yo corro), ti xolo (corres) y la partícula xi corresponde al imperativo. También se mencionó el nombre de Xólotl enfatizando sus correrías al realizar sus transformaciones en los mitos.

La aceptación del nombre moderno de la raza como “XOLOITZCUINTLE” se explica de dos formas. En primer lugar,  el término “xoloitzcuintli” fue el nombre que conocieron los pioneros de la raza y los primeros criadores, pero también su prevalencia implica un deseo por relacionar a la raza tanto con el dios Xólotl como con los Mexicas mismos, entendidos como el poder central del pasado. De todos los posibles nombres antiguos para escoger se eligió aquel que satisfacía mejor los ideales exotistas y nacionalistas del momento.

Desde una perspectiva lingüística literal, en el náhuatl coloquial, el  término xoloitzcuintli engloba únicamente a la forma desnuda y el término itzcuintli se referiría a una forma canina  con pelaje. Sin embargo, esta clasificación  por aspecto externo no implica la separación de los individuos en dos razas. Además, emplear tal terminología a lo único que conduce es a la discriminación  de la forma con pelo al ser concebida como una entidad separada. En vez de ello, se sabe que  biológicamente, ambas formas están íntimamente relacionadas y son indisolubles. En este sentido, resulta aceptable seguir denominando a la raza moderna como XOLOITZCUINTLE, entendido como un NEOLOGISMO castellanizado que designa a una raza canina actual, que agrupa dos formas y por ende, existen xoloitzcuintles con pelo y sin pelo, por más que el xoloitzcuintli como categoría nativa sólo sea pelón.

En el presente, la lengua náhuatl se habla en una vasta región que comprende localidades ubicadas desde Durango hasta El Salvador. El concepto de cultura nahua se fundamenta en este patrimonio lingüístico común y cristalizado a partir de la fundación de instituciones sociales, religiosas políticas y económicas (León-Portilla, 2011).  La aparición original de los perros pelones no necesariamente se ligó a un pueblo nahua. Diversos grupos se apropiaron de este animal y lo incorporaron a su cultura. Sin embargo, hacia el siglo XVI queda claro que este animal se había insertado principalmente a la cosmovisión, no solo mexica, sino nahua en general.  

En este sentido, resulta importante resaltar que diversas cuestiones en torno al xoloitzcuintle probablemente hallen mejor respuesta entre los pueblos nahuas no centrales, por ejemplo los nahuas de Guerrero, que comparten la Cuenca del Balsas con este animal desde tiempos remotos o los pueblos nahuas de El Salvador quienes en la sierra de Apaneca también lo  han conservado hasta recientemente (Villacorta: 2008).

El xoloitzcuintle recibe diversos nombres en los contextos contemporáneos. En primer lugar, es frecuente utilizar únicamente la partícula “xolo”. En otras lenguas se utilizan comúnmente  términos equivalentes a “perro sin pelo mexicano”: “mexican hairless (dog)”, inglés; “mexikansk nakenhund”, sueco; Мексиканская голая собака (meksikanskaya galaia sabaka), ruso; meksikonkarvatonkoira, finlandés. Resalta tanto el énfasis en la desnudez como la resistencia a utilizar un término en náhuatl, posiblemente por dificultades en su pronunciación, lo cual es comprensible a nivel coloquial pero no a nivel de las entidades canófilas, que deberían respetar el nombre original de la raza. Al interior de las entidades canófilas ha aparecido una variante con “Q”: “Xoloitzquintle”, lo cual representa un error.

Referencias:
Beyer, Herman. 
1908. “The Symbolic Meaning of the Dog in Ancient Mexico”, American Anthropologist, Volume 10, Issue 3, 419 – 422. 

León Portilla, Miguel. 
2011. “Náhuatl: lengua y cultura con raíces milenarias”, Arqueología Mexicana, Vol XIX, Num 109,  22 – 31.

Seler, Edward. 
2008. Las imágenes de animales en los manuscritos mexicanos y mayas. Casa Juan Pablos. México, D.F.

Valadez, R. 
1994. “¿Cuántas razas de perros existieron en el México prehispánico?”, Vet. Mex., 25, 1, 1 – 11.

Valadez, Raúl y Mestre, Gabriel. 
1999. Historia del Xoloitzcuintle en México. Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, Museo Dolores Olmedo Patiño y Cámara de Diputados. México, D.F.

Villacorta, Orus. 
2008. “Xoloitzcuintle, el mejor amigo de los aztecas”, Revista dominical, 16 de mayo, laprensagráfica.com, versión  electrónica:
http://archive.laprensa.com.sv/20080518/dominical/1059230.asp